LA LOCURA MÁS MARAVILLOSA DE TODAS - 3


Tercera parte de un momento muy romántico y bastante «hot» de B.B.Cox y Harley, la pareja de tatuadores de la Serie Moteros.






Mientras tanto, en la Boutique J & H

—¡Que ya te he dicho que no puedo seguir al teléfono, mamá! Mi cliente lleva un rato aquí y no puedo hacerlo esperar más. Por favor, haced lo que os pido… Ah, y nos olvidéis enviarme un mensaje con la hora que aterrizáis para que haya alguien esperándoos en el aeropuerto… ¡Adiós, adiós!

Harley cortó la llamada y se llevó una mano a la frente al tiempo que reía. Había estado a punto de ceder a la insistencia de su madre y decirle la auténtica razón de aquel viaje relámpago a Londres que les había pedido que hicieran. La verdad era que tenía tantas ganas de gritarlo a los cuatro vientos, que no necesitaba mucho para irse de la lengua. Pero BB quería decirlo cuando todos estuvieran reunidos y así responder de una vez a las preguntas que empezarían a llover sobre ellos desde todos los frentes.

Hacía un rato que su socia le había avisado de que su cliente estaba esperando, de modo que salió de su pequeño estudio y fue a por él. Pero antes, se acercó a Jana y le dijo al oído:

—Le acabo de cortar a mis padres. No puedo seguir haciendo esperar a este hombre… Te dejo mi móvil. Si vuelven a llamar, les dices que estoy ocupada. Y si intentan sonsacarte, tú no sabes nada. Por cierto, te esperamos a cenar en casa de Brandon a las nueve y media —y al ver a Declan, cerca de la puerta, soltó la pulla de turno—. Hombre, ¿tú otra vez por aquí?

Declan no se molestó en explicarle que su ahora marido estaba tan histérico que le había pedido que volviera, la esperara hasta que acabara con su cliente y en cuanto terminara, la llevara «directo para casa», sin anunciar su llegada a nadie. En cambio, la saludó graciosamente elevando su vaso de café y no se dio por aludido. Estaba curado de espanto de sus bromas de doble sentido cada vez que lo veía cerca de Jana. O a ella cerca de él. Y era cierto que desde hacía tres días, ninguno de los dos perdía ocasión de estar cuanto más cerca mejor, pero de estarlo a admitirlo abiertamente ante Brandon y Harley era otro cantar. No tenía intención alguna de darles carnaza para seguir alimentando sus constantes pullas. Ni hablar. 

Jana intervino desviando el tema. Miró a su amiga con expresión divertida.

—Ah, pues eso va a ser superfácil porque yo no sé nada, Harley. 

—Claro que lo sabes —dijo hablando entre dientes al tiempo que le enseñaba el anillo con disimulo.

—¿A presentarte con eso en el dedo al volver de una escapada de tres días con tu chico le llamas «saber»? —rió con ironía—. Mala amiga, quiero todos los detalles y hasta que no los tenga, no sabré nada y por lo tanto, no podré soplárselo a tu madre… 

No acabó de decirlo, que el móvil de Harley empezó a sonar. Jana puso la pantalla a la vista de las dos y vio que su amiga se echaba a reír de pura desesperación. Era su madre otra vez.

—Te dejo con ella, cari. Ya sabes, ni una palabra, ¿eh? — Y mirando a su cliente, le dijo—: Disculpa la espera. Ya soy toda tuya, ¿vamos dentro? 

El treintañero, vestido al mejor estilo de los Hijos de la Anarquía, siguió a Harley hacia su estudio después de hacerle un guiño seductor a Jana, que arrugó ominosamente el ceño de Declan. Ella, ocupada con el móvil de su amiga, no lo vio. 

—No soy Harley. Soy yo, Jana —se anticipó—. Ella está con un cliente, así que me ha dejado el teléfono. ¿Qué tal estás, Maddy?

¡Uy, qué oportuna… Hola, Jana! A ver si tú me puedes ayudar con esto… Yo creo que mi hija se ha vuelto loca…

—Querrás decir más loca porque cuerda, lo que se dice cuerda, nunca ha estado… —bromeó y se aguantó las ganas de reír al ver cómo Declan movía la cabeza afirmativamente, dándole la razón.

¿Te puedes creer que me acaba de pedir que cojamos el primer avión y vayamos a Londres? ¿De qué va todo esto?

—Mmm, ya. Pero estoy igual que tú, Maddy. No me ha dicho ni pio, solo que estoy invitada a una cena en casa de Brandon y no puedo faltar. Alguna locura seguro que es. Tratándose de Harley no se puede esperar otra cosa…

No puedo creer que tú no lo sepas —repuso Maddy con tono pícaro—. Solo hay una persona, aparte de Brandon, que sabe lo que se cuece en la vida de mi hija y estoy hablando con ella.

Declan se rio al ver el gesto de Jana.

—¡Que no, te juro que no, Maddy! Yo también estuve interrogándola en plan policía… Bueno, está superliada, así que tampoco se ha dejado ver mucho fuera de su estudio, pero no he conseguido que soltara prenda. Supongo que habrá que seguir mordiéndose las uñas unas horas más… 

No sé, no sé… Esto es tan raro… ¿Ha dicho de verdad eso de que cojamos el primer avión? Me parece rarísimo hasta para Harley.

Jana pensó que como no se inventara una razón que sonara más plausible, la madre de Harley seguiría insistiendo hasta el final de los tiempos.

—En este caso, si lo piensas, no es tan raro… Habíais quedado en hacer una escala  en Londres de regreso de vuestro viaje a Estados Unidos, que no pudo ser porque Harley y Brandon no estaban en la ciudad. El próximo fin de semana empezamos otra vez con la locura de ferias aquí y ferias allí… Si tu hija quiere compartir con nosotros lo que se trae entre manos, y obviamente es así, no va a tener otra ocasión mejor de hacerlo en varias semanas…

Hubo una pausa que a Jana le dio esperanzas de que quizás había acertado con la respuesta.

Bueno… —concedió Maddy—. Su padre ya está con la chaqueta puesta junto a la puerta, así que supongo que no me quedará más remedio que unirme a la expedición.

Jana hizo el gesto de quitarse el sudor de la frente logrando que Declan se riera sin ningún disimulo.

—¡Entonces nos vemos en un rato! —exclamó alegremente y una vez que volvió a dejar el móvil sobre el mostrador, exhaló un suspiro aliviado y miró a Declan.

—Si de esta no me crece la nariz…

—Nah, tranquila —repuso él—, mentirle a la madre de tu mejor amiga no se considera mentir en ninguna parte del planeta.

* * * * *

Una hora más tarde…

Declan se acercó hasta Jana con la excusa de arrojar el vaso de café vacío a la papelera. Y de que se trataba de una excusa, no había la menor duda; estaba a punto de marcharse y había otra papelera pública justo frente a la tienda donde se hallaba. 

Jana no apartó sus ojos de él. Últimamente, cada vez le costaba más dejar de mirarlo. Él se había inclinado y al extender el brazo, el movimiento había tensado su camisa, destacando sus pectorales y sus bíceps. Un auténtico poema.

—Si crees que puedes aguantar hasta esta noche sin verme, iré un rato al estudio de Brandon, a ver cómo están las cosas por ahí, y luego vuelvo a por Harley —murmuró él.

Sus miradas quedaron enganchadas, a pesar de las gafas negras de Jana. Exactamente igual que venía sucediendo desde hacía tres días. Declan se sabía de memoria lo que había detrás de esas gafas y Jana tenía que agradecerles ese grado de protección extra que le concedían también en el aspecto de la seguridad personal, ya que de otra forma, explotaría por combustión espontánea bajo la intensidad de aquellos ojazos alucinantes que la desnudaban sin necesidad de tocarla, haciéndola sentir…


©️ 2023. Patricia Sutherland
«La locura más maravillosa de todas - 3».
(Fragmento)






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La locura más maravillosa de todas - 3, de Patricia Sutherland. Tercer relato sobre Brandon y Harley, basado en Los moteros del MidWay, 6.

PERSONAJES:

B.B.COX ❤︎ HARLEY

EXTENSIÓN:

5.584 palabras ❤︎ 34 páginas

BASADO EN:

Los moteros del MidWay, 6. Una locura maravillosa. Londres, de Patricia Sutherland